Equalización

by

La música, como cualquier arte, es una poderosa forma de expresión, con la particularidad de que no se crea para ser contemplada, sino escuchada. Ello implica que el mensaje se exprese de forma abstracta y como tal lo entiende nuestro cerebro, evocando imágenes que dan lugar a sensaciones a partir de las cuales nos emocionamos. Por todo esto, saber lo que queremos transmitir nos ayudará a encontrar la mejor forma de hacerlo. Debemos conocer el lenguaje a través del cual queremos expresarnos, las herramientas de que disponemos y la forma de articular los elementos.

EL ESPECTRO SONORO

El lienzo sobre el que trabajamos es el espectro sonoro, que abarca desde los 20hz hasta los 20Khz siendo posible definir cuatro bandas.

En este marco es donde hemos de encajar las distintas partes del tema, garantizando a cada una de ellas el suficiente espacio frecuencial para que se exprese con soltura y claridad. El fin último de la ecualización no es hacer que una parte, una guitarra por ejemplo, suene perfecta, sino que se integre en el todo de la composición articulándose con el resto. Se hace imprescindible para ello conocer el rango de frecuencias que abarca cada instrumento y saber identificar las que nos interesen en cada caso.

En el gráfico siguiente podemos ver las frecuencias que contienen la fundamental de varios instrumentos y sus armónicos.

La onda fundamental es la frecuencia más grave emitida por una fuente sonora en un momento dado. Los armónicos son subdivisiones en relación de numeros enteros de la fundamental.

EL ANALIZADOR DE ESPECTRO

Una buena mezcla se consigue delimitando al máximo el rango de frecuencias de cada sonido para que no interfieran entre sí. Para tener una representación gráfica de las frecuencias que emite cada instrumento y facilitarnos la mezcla es muy útil un analizador de espectro.

En el podemos ver como unas frecuencias dominan sobre otras y nos será más facil decidir que margen dejamos para cada instrumento.

EQ PARAMETRICA

La ecualización paramétrica nos proporciona un mayor control y precisión a la hora de tratar los sonidos ya que podemos ajustar libremente la frecuencia sobre la que queremos actuar y el ancho de banda (Q) para el realce o la atenuación. Una forma muy sencilla de localizar frecuencias innecesarias es fijar un control Q relativamente estrecho, atenuar al máximo e ir desplazándonos por todo el espectro a la “caza” de vacios frecuenciales. De paso, notaremos como la ecualización va afectando al timbre para ir haciéndonos una idea de como queremos que suene la parte en cuestión y hacer los retoques pertinentes. Esto supone una liberación respecto al encorsetamiento de los ecualizadores por bandas fijas y las posibilidades son enormemente creativas

 

Para eliminar bandas enteras de frecuencias hemos de hacer uso de los filtros pasa-altos (HPF) y pasa-bajos (LPF) ya que únicamente dejan pasar las frecuencias contenidas en ellos.

CON LAS MANOS EN LA MASA

La franja por debajo de los 300Hz es ocupada por el bombo y el bajo para que la pista tenga la consistencia necesaria sobre la que se expresen el resto de instrumentos, aunque un ligero realce cerca de los 250Hz puede ayudar a rellenar la caja y las guitarras.
Sobre los 400Hz podemos añadir calidez a la voz y presencia bajo, atenuando en el bombo y los timbales evitamos sobrecargas. Por encima, y hasta los 800Hz, hay que tener cuidado y no sobrecargar mucho para evitar confusiones ya que en esta zona se ensucian con facilidad las mezclas. Entre los 800 y 1.5KHz podemos suavizar el ataque de las cuerdas y limpiar las guitarras atenuando y dar más pegada a los bajos realzando un poco. De 2 a 5KHz, es donde damos presencia a las voces y aumentamos el ataque de las guitarras, los timbales y el piano. También podemos dar más profundidad a los colchones y suavizar los coros o las acusticas atenuando esta zona. Sobre los 7 y los 10KHz conseguiremos pianos, guitarras y sintetizadores más afilados realzando y eliminaremos la sibilancia de las voces si atenuamos. En esta zona se puede añadir calidez a algunas cuerdas y vientos y suavizar el ataque de las percusiones. De 12.5 a 15KHz daremos brillo a las guitarras, las cuerdas y los platos. Y finalmente, de 15KHz a 20KHz es donde el hiss de los platos y el charles deben ser controlados si no queremos que nos causen dolor de cabeza. Esta es una zona que, bien tratada, nos dará el aire necesario para que la mezcla suene profesional.
No es aconsejable realzar en exceso ninguna frecuencia mientras ecualizamos cada parte por separado. Eso lo dejaremos para la mezcla final, donde los ajustes sutiles sobre determinadas bandas ayudan a compactar y dar musicalidad a la composición.

EXPERIMENTA

Todo esto no son más que pequeñas orientaciones para distribuir los distintos sonidos por todo el espectro y nunca deben ser entendidas como normas rígidas. No hay reglas, sólo convenciones, y lo más importante es desarrollar un método propio a partir del conocimiento de las herramientas y sus distintos usos creativos para definir nuestro estilo. Debemos entrenar nuestros oidos, pues la mejor teoría es la práctica. Querer es poder.

Leave a Comment